Los defectos de construcción en una obra son causa frecuente de consulta al abogado. Dichos defectos pueden ir desde los que tienen que ver con la seguridad o la habitabilidad hasta otros que pasamos de largo como el aislamiento, fugas de agua, humedades posteriores, etc. Estos casos, y muchos otros, se pueden reclamar legalmente, buscando la mejora en los acabados o una indemnización por los daños causados, que muchas veces son graves y, sobre todo, muy dolorosos.

En primer lugar, hay que distinguir entre defectos constructivos y vicios ocultos. Los defectos constructivos se entienden en la vivienda nueva, mientras que los vicios ocultos son los que se observan en la vivienda usada.

Como compradores, podemos reclamar de forma individual o a través de las Comunidades de Propietarios, según los plazos de garantía y el defecto del que se trate, en un plazo determinado posterior a la aparición del defecto. Una vez analizada la situación y su gravedad, siendo clave la actuación pericial, podemos intentar un acuerdo amistoso por el que el constructor repare o abone la reparación.

Si no se produce la reparación o abono de las irregularidades constatadas, nuestro abogado redactará una demanda por defectos en la construcción detallando los daños y designando a los responsables. Lo habitual es que el proceso tenga lugar por la vía civil y que, salvo casos muy graves, se solicite una compensación económica o una reparación.

La legislación distingue entre daños de acabado, de habitabilidad y estructurales, siendo estos los más graves. No siempre es sencillo clasificar cada daño en una u otra categoría. Por eso es tan importante contar con el consejo de un buen perito y un abogado que redacte la demanda y le asista en el procedimiento judicial con solvencia.

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