La planificación sucesoria es un tema que a menudo evitamos abordar, ya que implica pensar en un futuro incierto. Sin embargo, contar con un testamento es fundamental para asegurar que nuestros bienes sean distribuidos de acuerdo con nuestros deseos y evitar conflictos entre nuestros herederos.
El testamento es un documento crucial en la planificación sucesoria, ya que nos permite decidir cómo queremos que se distribuya nuestro patrimonio una vez que faltemos. Además, nos brinda la oportunidad de incluir cláusulas y condiciones específicas, como el momento en que los beneficiarios recibirán su parte de la herencia o la designación de albaceas o tutores.
Es importante destacar que, en ausencia de un testamento, la ley determinará la distribución de nuestros bienes. Por lo tanto, contar con este documento nos permite asegurarnos de que nuestros deseos sean respetados y evitar posibles disputas familiares.
Es crucial comprender que parte de la herencia está destinada de forma obligatoria a los herederos. Esto se conoce como el tercio de legítima, que debe ser repartido equitativamente entre los hijos y descendientes. Además, existen otros dos tercios: el de mejora, que permite beneficiar a parte de nuestros herederos, y el de libre disposición, que nos permite destinar un tercio de nuestra herencia a quien deseemos.
Además del testamento, otros instrumentos financieros como los seguros de vida y los planes de pensiones también pueden influir en la planificación sucesoria. Los seguros de vida no forman parte de la masa hereditaria y, por lo tanto, pueden ser asignados a cualquier beneficiario que elijamos. En cuanto a los planes de pensiones, el partícipe puede designar al beneficiario y determinar la cantidad que este recibirá.
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