El establecimiento de una pensión alimenticia es uno de los asuntos objeto de consulta más comunes en el derecho de familia. Cuando se produce un divorcio o separación y la custodia de los hijos no es compartida sino que recae en uno de los progenitores, el otro progenitor está obligado a mantener a sus hijos menores. La pensión no sólo incluye la alimentación. El Código Civil considera como “alimento” todo aquello indispensable para el sustento, habitación, vestido y asistencia médica, así como su educación mientras sea menor de edad.

La cuantía económica de la pensión depende, sobre todo, de los ingresos de cada uno de los progenitores, pero existen muchos factores y circunstancias que influyen en el cálculo de la cantidad a aportar. Los gastos se dividen en ordinarios y extraordinarios.

Los gastos ordinarios son los que cubren las necesidades básicas del hijo/a. Se consideran esenciales la alimentación, una vivienda digna que cuente con todos los servicios básicos (agua, luz y gas), la ropa, los cuidados médicos y la formación académica, desde la educación infantil hasta que se completen los estudios del hijo/a.

Los gastos extraordinarios pueden no ser mensuales o periódicos. Son aquellos que van surgiendo y para los que no se puede establecer una cantidad en la pensión. Pueden ser necesarios (actividades extraescolares, clases de refuerzo o academias, tratamientos médicos no incluídos en la Seguridad Social) o no necesarios (actividades extraescolares, viajes de estudios, celebraciones, etc.). En ambos casos, los progenitores tienen que estar de acuerdo en su realización y abonar el 50% del gasto.

Las consultas por este tipo de situaciones son muy habituales. En Alonso y Asociados somos un equipo multidisciplinar y uno de nuestros puntos fuertes es el derecho de familia. Si se encuentra en alguna de estas circunstancias, no dude en consultarnos. Le acompañamos a lo largo de todo el proceso.